Mucha era la expectativa por la salida del quinto disco de No Te Va Gustar, sobre todo por que era la primer grabación de estudio luego de la salida de Mateo Moreno en el bajo y de Pablo Abdala en batería, dos de los líderes junto al cantante Emiliano Brancciari.
Expectativa que defrauda, ¿por qué? si El camino más largo no tiene fallas musicales, incluso vuelven los vientos, que tanto hicieron falta en Todo es tan inflamable. Los nuevos integrantes -Guzmán Silveira en bajo y Diego Bartaburu en batería- cumplen buenas labores, aunque ya lo habían demostrado en vivo -sobre todo Bartaburu-.
Sin embargo, el disco falla, sobre todo en las letras. Emiliano dejó llevarse por buscar la rima fácil y salen canciones bastantes mediocres. La música no tiene errores, pero tampoco es nada genial, pasan por un ska liviano como en Esta plaga, que tiene a Cucho de Los Auténticos Decadentes como voz invitada., para luego ir al reggae en El mismo canal -otra crítica poca constructiva dirigida al periodismo-. También se animan al funk y a un bolero horrible y con la clara intención de conquistar al público femenino como Sólo tu boca, que es más correcto para un disco de Luis Fonsi que para uno de NTVG.
El disco levanta con temas como Niño y Tan lejos, quizá el mejor tema del disco aunque lo arruina con un tarareo horrible.
Lo más positivo son los invitados, además de Cucho, está Roberto Musso, del Cuarteto de Nos -impecable-, Alejandro Sokol y Elena Prieto -para hacer una canción al estilo Fito Páez en Que sean dos". Otro punto alto es el nivel de Marcel Curuchet en teclados, que ya no sorprende.
Hace un tiempo, Brancciari había declarado que creía que tenía que dejar de fumar para mejorar la voz, y desde Con gusto a poco le damos la razón, las cuerdas vocales están muy gastadas y se nota.
El quinto disco es una baja en la carrera, más aún que Todo es tan inflamable, que era un disco más auténtico. Ojalá sea sólamente eso, un bajón
Expectativa que defrauda, ¿por qué? si El camino más largo no tiene fallas musicales, incluso vuelven los vientos, que tanto hicieron falta en Todo es tan inflamable. Los nuevos integrantes -Guzmán Silveira en bajo y Diego Bartaburu en batería- cumplen buenas labores, aunque ya lo habían demostrado en vivo -sobre todo Bartaburu-.
Sin embargo, el disco falla, sobre todo en las letras. Emiliano dejó llevarse por buscar la rima fácil y salen canciones bastantes mediocres. La música no tiene errores, pero tampoco es nada genial, pasan por un ska liviano como en Esta plaga, que tiene a Cucho de Los Auténticos Decadentes como voz invitada., para luego ir al reggae en El mismo canal -otra crítica poca constructiva dirigida al periodismo-. También se animan al funk y a un bolero horrible y con la clara intención de conquistar al público femenino como Sólo tu boca, que es más correcto para un disco de Luis Fonsi que para uno de NTVG.
El disco levanta con temas como Niño y Tan lejos, quizá el mejor tema del disco aunque lo arruina con un tarareo horrible.
Lo más positivo son los invitados, además de Cucho, está Roberto Musso, del Cuarteto de Nos -impecable-, Alejandro Sokol y Elena Prieto -para hacer una canción al estilo Fito Páez en Que sean dos". Otro punto alto es el nivel de Marcel Curuchet en teclados, que ya no sorprende.
Hace un tiempo, Brancciari había declarado que creía que tenía que dejar de fumar para mejorar la voz, y desde Con gusto a poco le damos la razón, las cuerdas vocales están muy gastadas y se nota.
El quinto disco es una baja en la carrera, más aún que Todo es tan inflamable, que era un disco más auténtico. Ojalá sea sólamente eso, un bajón